Los cólicos afectan aproximadamente al diez por ciento de los niños. Se manifiestan mediante crisis de llanto inconsolable y tienen inicio entre la segunda y la cuarta semana de vida. Desaparecen espontáneamente, por lo general, tras el tercer mes de vida. Por eso es bueno saber sus causas y cómo se ha de actuar para lograr su alivio.
¿Qué causa los cólicos?
No se conoce a ciencia cierta pero hasta hace no muchos años se creía que el llanto irritable se debía a una cantidad excesiva de gas en el intestino. Actualmente ha cobrado fuerza la idea de que el llanto desesperado depende de un dolor de barriga que el pequeño siente de manera amplificada, puesto que posee un umbral de dolor muy bajo. Alimentos como la fruta, los huevos o la harina pueden ocasionar problemas en su estómago, evítalos.
No obstante, es posible que los cólicos constituyan la expresión de una intolerancia a la leche, en cuyo caso se debe sustituir la leche normal por la de soja durante unos días; si se da el pecho, deberás renunciar durante unos días a ingerir leche y derivados ya que son las proteínas que contienen las responsables de la posible intolerancia.
Cómo aliviar los cólicos
Hay diferentes estrategias que te ayudan a tranquilizar a tu pequeño. Las más eficaces son:
– No te muestres indiferente a su llanto. Cógelo en brazos, dale el chupete, abrázale…
– Póntelo en el pecho aunque haya comido minutos atrás; a veces un minuto de succión puede llegar a calmarle.
– Tiéndelo boca abajo en tu cama y acaricia su espalda de manera dulce y suave, mediante movimientos que vayan de la nuca a los glúteos.
– Póntelo en la mochila portabebés y llévale de paseo.
– Dale una vuelta en coche.
– Por último, otra opción es sumergirlo en la bañera si le gusta el contacto con el agua.