Hay algo que muchos desconocen y es que beber el zumo de un cuarto (o la mitad) de limón diluído en agua caliente, provee la sensación de bienestar suficiente como para actuar en forma positiva sobre el proceso de la digestión. De hecho es un consejo provisto con frecuencia por los profesionales de la naturopatía.
De ser un simple remedio para el control de resfriados o para liberar flemas, ha pasado a ser recomendado como la primera bebida caliente, apenas te levantas en las mañanas, porque se dice que así se despierta el sistema digestivo, estimulando el intestino y ayudando a eliminar las toxinas. Las toxinas son, por lo tanto, expulsadas más rápido, lo que en consecuencia, ayuda a conservar sano el tracto urinario.
Es casi lo mismo que decir que es una cura de limón, capaz de aliviar un dolor de garganta, cuando es mezclado con el jengibre fresco en una olla de agua hirviendo, junto con un poco de miel. Además el zumo del limón en agua caliente es el antídoto perfecto para un día lleno de tensión, que terminaría afectando el estómago.
Resulta que el agua caliente sirve para estimular el tracto gastrointestinal y la peristalsis, que es el conjunto de ondas formadas por las contracciones del músculo dentro de las paredes intestinales, que a su vez, mantienenen todo en movimiento. Entonces, al ser los limones altos en contenidos minerales y en vitaminas, contribuyen a limpiar el aparato digestivo.