A partir de los 30 años, y sobre todo, después de un embarazo, la piel pierde firmeza y está menos tonificada. Tras la llegada de un bebé las horas de sueño se reducen de forma drástica y aparecen las primeras arruguillas. ¿Qué cuál es el motivo? Que las fibras de colágeno y elastina ya no se reemplazan de forma inmediata como pasaba a los veinte años.
Evitar el proceso natural de envejecimiento es una misión imposible, sin embargo, puedes frenar y retrasar su aparición poniendo en marcha los siguientes hábitos:
Duerme más
Para ello es imprescindible dormir y descansar de forma correcta.
Vigila tu dieta
Aumenta el consumo de fruta, verduras y hortalizas, dado que son los principales responsables del aporte vitamínico que tu piel necesita.
Utiliza una crema específica
A tu piel no le bastará con una crema hidratante, sino que necesitará la acción de una antiarrugas que tenga una acción protectora y reestructurante sobre las fibras de colágeno y elastina.
Un masaje cada noche
Tan importante como la elección de la crema es su aplicación. Para estimular la circulación, teclea con las yemas de los dedos por todo el rostro y cuello, primero de abajo a arriba, y luego a la inversa. Al terminar, presiona el rostro con ambas manos haciendo un masaje circular y deja actuar el producto unos instantes.